Por Ronald Forero, químico farmacéutico

¿Sabías que tu corazón es del tamaño de tu puño y es uno de los músculos más fuertes de tu cuerpo?

Su primer latido se produce, aproximadamente, a las tres semanas de tu concepción, y como curiosidad… si vives 70 años, el corazón habrá latido ¡2500 millones de veces! A pesar de su fortaleza, también es un órgano vulnerable y puede verse debilitado por factores de riesgo como el tabaquismo, la dieta, el colesterol, o tener la tensión alta.

El Día Mundial del Corazón es una oportunidad para que todos se detengan y consideren la mejor manera de usar el corazón para la humanidad, para la naturaleza y para usted. Vencer la enfermedad cardiovascular (ECV) es algo que le importa a todo corazón que late.

El Día Mundial del Corazón fue proclamado por la Federación Mundial del Corazón durante el Congreso Mundial de Cardiología en Río de Janeiro en abril de 1998.La iniciativa fue impulsada por Antoni Bayés de Luna, presidente de la WHF de 1997 a 1999, con el objetivo de concienciar sobre la creciente carga de las enfermedades cardiovasculares, especialmente en los países en desarrollo. La proclamación de este día responde a la necesidad de abordar los factores de riesgo identificados en el Informe Mundial sobre la Salud de 2002, la hipertensión, el colesterol alto, el uso de tabaco, el consumo de alcohol, la baja ingesta de frutas y verduras, y la obesidad. La WHF, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), estableció esta jornada para promover la prevención y control de las enfermedades del corazón a través de intervenciones poblacionales efectivas y rentables.

10 Consejos para tener una Alimentación saludable

La dieta mediterránea, que consiste en el consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, evitando en lo posible tanto azúcares libres como grasas trans y limitando la ingesta de grasas saturadas en favor de las no saturadas, presentes en pescados, aguacates, frutos secos y aceite de oliva, es uno de los pilares para proteger la salud cardiovascular. Si además controlamos las calorías de esa alimentación, ingiriendo menos de las que gastamos, lograremos controlar los principales factores de riesgo de forma más eficaz.

Actividad física frecuente

El deporte previene todo tipo de enfermedades neurodegenerativas, trastornos mentales, de ansiedad, depresión, problemas de sueño, cáncer, patologías del aparato locomotor… Y entre esos beneficios también se encuentra la prevención de patologías del aparato cardiovascular, reduciendo la mortalidad por esta causa. La recomendación es practicar al menos 150 minutos por semana de ejercicio aeróbico moderado o intenso o al menos 75 minutos por semana de ejercicio vigoroso o un equivalente combinado.

No fumar

Dejar de fumar es uno de los mejores regalos que podemos hacer. La huella del cigarrillo queda impresa en el organismo en múltiples formas: el tabaco acelera la aterosclerosis, conocida como la enfermedad de las arterias, un proceso de degeneración que ocurre con el paso del tiempo pero que se acelera y adelanta por factores como el tabaco. Pero los efectos de abandonar el tabaco son visibles ya en las primeras semanas porque dejar de consumir las más de 4.000 sustancias tóxicas que contiene un cigarrillo proporciona una serie de cambios que benefician a la salud de nuestro corazón.

Controlar el peso

La obesidad es un importante factor de riesgo cardiovascular. Se ha definido clásicamente a través del Índice de Masa Corporal (IMC), que relaciona el peso con la altura. El IMC se mide dividiendo el peso en kilogramos por la altura en metros al cuadrado, y atendiendo a la cifra resultante, hablamos de obesidad cuando esta supera los 30 kilos por metro cuadrado.

Sin embargo, aunque sirve de orientación, los expertos consideran que el IMC no refleja el grado de grasa corporal total. Por eso se puede usar también otra medida que puede ayudarnos a averiguar si estamos ante un caso de obesidad o no. Es el perímetro abdominal, que refleja la cantidad de grasa visceral, la más perjudicial para el organismo. Hablamos del índice cintura/cadera (ICC), que se calcula dividiendo el perímetro de la cintura de una persona por el perímetro de su cadera. Se considera que lo ideal es que este valor sea inferior a 0,8 en mujeres y a 0,95 en hombres. Por encima de esas cifras ya puede haber sobrepeso y obesidad.

Controlar los niveles de colesterol

El colesterol es una sustancia grasa natural necesaria para el normal funcionamiento del organismo. Pero cuando sus niveles se disparan ponemos en riesgo nuestra salud porque se multiplican las posibilidades de sufrir un infarto de miocardio. Es así porque, cuando las células son incapaces de absorber todo el colesterol que circula por la sangre, el sobrante se deposita en la pared de las arterias. Por eso es importante controlarlo a través del ejercicio y del consumo de vegetales, legumbres, cereales, hortalizas y frutas.

El azúcar, a raya

Entre las consecuencias de la diabetes, una de las principales es que afecta a los vasos sanguíneos, lo que incrementa el riesgo de ictus y de infarto de miocardio, al igual que puede provocar infartos en otros órganos. Para prevenirla es clave llevar un estilo de vida saludable.

Comprobar la tensión arterial

Mantener a raya la hipertensión es fundamental porque de lo contrario esta patología puede acarrear complicaciones graves como infartos o ictus, además de nefropatías y otras enfermedades. En el centro de salud pueden tomarnos la presión arterial, pero si nos la medimos nosotros mismos en casa con un tensiómetro debemos seguir las recomendaciones que se detallan en este vídeo.

Vigilar la salud emocional

La salud emocional juega un papel fundamental en el estado de nuestra salud cardiovascular, ya que el bienestar emocional tiene un papel protector sobre nuestro corazón. Por eso es importante prestar atención a cómo nos encontramos emocionalmente. Y, en caso de que tengamos problemas, los expertos aconsejan buscar ayuda a través de los profesionales de la salud mental.

Intentar evitar la contaminación

La contaminación afecta a la salud cardiovascular porque las partículas diminutas pasan al torrente sanguíneo y dañan las paredes interiores de los vasos sanguíneos, haciendo que se estrechen y endurecen. Individualmente podemos intentar reducir el impacto de la contaminación en la salud cardiovascular caminando o yendo en bicicleta en lugar de conducir, evitando calles con tráfico; comprobando los niveles de contaminación atmosférica a través de aplicaciones móviles que indican cómo es la calidad del aire; consumiendo fruta y verdura; evitando zonas muy contaminadas; y haciendo ejercicio regularmente en rutas verdes.

Consultar dudas a nuestro médico

En el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, el papel del paciente es especialmente importante. Resolver con nuestro médico todas las dudas que tengamos respecto a la prevención o el tratamiento de la enfermedad cardiovascular contribuye a mantener una buena salud cardiovascular.

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